Un Caribe a la vanguardia de los sistemas de alerta temprana

Speightstown, Barbados
UNDRR
Un SAT transmite cada 10 minutos el nivel del agua en el canal para alertar a la comunidad ante la posibilidad de una inundación, también reporta la temperatura y la velocidad y dirección del viento en Speightstown, Barbados.

El centro de Bridgetown, Barbados, huele a fruta madura y a incienso. En el mercado boyante vendedores y compradores danzan al ritmo frenético del mediodía en contraste con el mar Caribe, plácido y brillante en el horizonte. 

El mar es un personaje clave en la vida de la isla. Pasado y presente, fuente de alimento y de turismo, el agua es el principal aliado en el desarrollo de la isla. Es también, sin embargo, un riesgo constante que requiere una planificación y coordinación efectivas para evitar el desastre y garantizar la vida próspera de los barbadenses.  

Los sistemas de alerta temprana son un asunto serio en Barbados. Desde hace varios años, el Departamento de Gestión de Emergencia ha emprendido la implementación de varios proyectos, siendo la preparación ante tsunamis uno de los principales.  

Speightstown, Barbados

Este año, el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres se centra justamente en la importancia de aumentar los sistemas de alerta temprana, tal y como lo establece la Meta G del Marco de Sendai: “Incrementar considerablemente la disponibilidad de los sistemas de alerta temprana sobre amenazas múltiples y de la información y las evaluaciones sobre el riesgo de desastres transmitidas a las personas, y el acceso a estos para 2030”. 

A principios de este año, el Secretario General de la Organización de Naciones Unidas, António Guterres, instó a todos los países a lograr que su población tenga un 100% de cobertura por los sistemas de alerta temprana en los próximos cinco años. “Los Sistemas de Alerta Temprana salvan vidas”, dijo.  

Speightstown, Barbados

Integración de sectores 

Desde la costa de la comunidad de Speightstown, al norte de Barbados, se ven los letreros de evacuación por doquier. Señalan los caminos a seguir para poder llegar a un refugio después de que suenen las alarmas del muelle principal. Un poco más adentro, sobre el malecón, un mapa de dos metros de altura dispone todos los detalles sobre los puntos más sensibles de la comunidad, las rutas de evacuación hacia los albergues y la localización de hospitales y demás centros sensitivos. Para minimizar la posibilidad de fallas ante la amenaza, realizan un simulacro anual, en el que incluyen todos los protocolos y procedimientos en coordinación con todas las autoridades. 

“La experiencia de Barbados con respecto a la gestión de los riesgos de desastre y los sistemas de alerta multiamenaza ha sido de cooperación y colaboración, sobre el reconocimiento de que una sola agencia no tiene todos los recursos disponibles. Se trata de un proceso de colaboración multiestatal, que es uno de los pilares fundamentales del sistema de gestión de riesgos de desastres”, dice Kerry Hinds, directora del Departamento de Gestión de Emergencia.  

La colaboración ciertamente es multiestatal. A unos 500 metros, a orillas de un canal y entre árboles mango y de fruta pan, una pequeña cerca de un metro de altura resguarda una herramienta vital: un sistema que transmite cada 10 minutos el nivel del agua en el canal para alertar a la comunidad ante la posibilidad de una inundación, también reporta la temperatura y la velocidad y dirección del viento. 

Los vecinos aprecian el sistema ante las nuevas realidades: “me siento mucho más seguro”, dice un hombre canoso, de unos 50 años. Esta es apenas una de las 100 estaciones que Barbados propone instalar en los próximos años.  

Este sistema comunitario en las costas del país caribeño también está dentro de un plan de extensión. En los próximos meses se incluirá nuevas comunidades al sur de la isla, incluyendo el propio Bridgetown, donde transcurre la vida más agitada y cosmopolita de la nación caribeña.  

Speightstown, Barbados

Una región a la vanguardia 

Barbados no es el único país del Caribe que avanza con rapidez en la planificación y desarrollo de sistemas de alerta temprana con enfoque multiamenaza.  

San Vicente y las Granadinas, por ejemplo, tuvo que enfrentar varias amenazas en simultáneo: una erupción volcánica en medio de la pandemia de COVID-19, con una crisis de dengue y en plena temporada ciclónica del Caribe. “Un sistema multifacético de alerta temprana tiene que ser lo suficientemente ágil y capaz de adaptarse a las complejidades de las amenazas que estamos viendo ahora en la región. Y tiene que ser capaz de abarcar todos las amenazas, no solo las de origen natural”, dice Michelle Forbes, directora de la Organización Nacional de Gestión de Emergencias de aquella isla.  

En este sentido, Peter Williams, oficial técnico de la Agencia de Salud Pública del Caribe, profundiza sobre la importancia de fortalecer aún más la inclusión de amenazas biológicas, como la del COVID-19 por ejemplo, en los sistemas de alerta temprana. “Las amenazas biológicas, cuando se detectan a tiempo, pueden detenerse y/o reducirse para garantizar que una parte menor de su población se vea afectada por un impacto. Y que esto se incluya en un sistema de alerta temprana nos permite detenerlo temprano, detenerlo antes”.  

Tanto Forbes como Williams coinciden en un punto certero: el Caribe es vanguardista en la implementación de Sistemas de Alerta Temprana, mucho más con un enfoque multiamenaza. Las experiencias vividas en los últimos años han fortalecido inevitablemente la planificación y coordinación para hacerle frente a las amenazas, cualquiera sea su origen, su magnitud o concatenación.  

“Reconocemos la interseccionalidad de los impactos de las amenazas y el hecho de que necesitamos tener un buen y adecuado sistema de alerta temprana multiamenaza que se adapte a la realidad compleja del Caribe”, afirmó Andria Grosvenor, Directora Ejecutiva Adjunta de la Agencia Caribeña para el Manejo de Emergencias por Desastres (CDEMA), durante la Reunión del Consorcio Regional de Sistemas de Alerta Temprana desarrollada en septiembre pasado en Barbados con el apoyo de la iniciativa de Riesgo Climático y Sistemas de Alerta Temprana (CREWS, por sus siglas en inglés), y donde se exploraron las posibilidades de coordinación y refuerzo de los acuerdos institucionales existentes y potenciales con el fin de aumentar la eficacia y armonización entre los sistemas de alerta temprana con enfoque multiamenaza. “Hemos establecido un sistema regional de alerta temprana entre todos los actores clave del consorcio, de la región. Es realmente una coalición de voluntades”, añadió Grosvenor al respecto.  

El cambio climático y la insuficiente gestión del riesgo provocarán que el mundo enfrente 1.5 desastres diarios en la próxima década. Los sistemas de alerta temprana, que pueden reducir los daños hasta en un 30% en un plazo de 24 horas, se hacen cada vez más vitales. “Las inversiones en las alertas tempranas ahora son más urgentes que nunca”, dijo Raúl Salazar, jefe de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres - Oficina regional para las Américas y el Caribe. “Debemos reforzar el apoyo internacional prestado a los países menos adelantados y a los pequeños Estados insulares en desarrollo, a fin de que puedan establecer y ampliar sus sistemas de alerta temprana”, añadió.  

Speightstown, Barbados

El principal refugio de Speightstown está a unos dos kilómetros de la costa. Se trata de un colegio sobre la cima de una colina. Desde allí se logra ver las paradisíacas aguas del Caribe en su inmensidad. Con el tiempo suficiente, la evacuación hacia la colina no debería acarrear mayores complicaciones. De eso se trata la implementación de un sistema de alerta temprana: es la diferencia entre la vida y la muerte. Dicho de una forma aún más sencilla: los sistemas de alerta temprana salvan vidas.  

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